Yunamorena

Tu pecho horizonte la boca que rueda la urgencia la juventud la hombría la piel sol la embriaguez de ti el sabor tuyo que atesoro Las sumas con llevadas...

Ella tiene la memoria indómita de las quimeras. Melancolía es su apellido. La palabra enquistada trasciende a los sermones del cura, toda la luz que contiene un orgasmo. El punto justo de sal de la risa del payaso. El medio de dejarte sin aliento, o en calma. Quimérica quiere saber del Señor Guerra para tejerle una capa de olvido

Una mano ha puesto en la alborada un hombre que es al tiempo hombre y niño pica, trébol, rombo y corazón especialmente. Su ojo asoma por el ojo de mi abismo. Quiero revolverme entre mis tripas, en lo visceral está mi regocijo. Estoy deseando estrellarme, darme de bruces con el principio, encontrar la esencia de una vida, entender el hechizo. Cansada de convertir los ciclos en círculos viciosos. Hay un hombre que me ama y yo lo amo y por alguna razón, sucumbo a la mente y al precipicio. Me falta corazón, es lo que pasa. Me falta corazón para este agujero negro para decir amor y creerlo y me sobran

Yo soy del azul que difumina las montañas, del azul gélido brumoso del plenilunio. Dale sentido a los hemisterios que se dieron la vuelta buscándose los labios. Dale sentido a tantas cosas que son absurdas al tiempo que gloriosas. Toda esa mierda del amor que, aunque me pese, te profeso.